Hoy emprendemos un conjunto de artículos que te permitirán conocer la esencia de Byota.
Este primero, retorna a la línea de salida, donde se da respuesta al porqué.
Comenzamos:
Podemos observar como el paso del tiempo abre las puertas a comprender ese pequeño espacio vital del que formamos parte, algunos entienden completa su circunstancia y otros buscamos preguntas que nos empujen a encontrarla. Distintos criterios que dan forma a nuestras vidas.
Cuando observamos la realidad de frente, día a día, surgen retos e inevitablemente la necesidad de afrontarlos. A escala personal, pueden resonar muy fuerte, pero al final, son piezas de un puzzle más amplio, a escala de sociedad. Sin embargo, tanto para una u otra, la respuesta es una idea.
En todos los campos se tiende a focalizar en el sentimiento o aquello que nos impulsa. En nuestro caso, es el mundo natural junto al abanico de sistemas que lo envuelven, desde la generación de modelos agroforestales conscientes hasta reconectar al consumidor con el valor natural del producto.
Por otra parte, el mundo natural está estrechamente vinculado al mundo rural. Por ello, para poder influir en aquel debemos de afrontar los retos de este. Así, nos podemos preguntar: ¿cómo se encuentra el mundo rural?.
Indagando, llegamos a conclusión de que una parte del mundo rural se encuentra en una retroalimentación negativa. Es decir, un conjunto de factores (baja rentabilidad de los aprovechamientos, inestabilidad climática, contaminación por intensificación de la producción, etc.), traen como consecuencia una serie de problemas (desertificación del suelo, pérdida de biodiversidad, abandono rural, incendios, etc.) que profundizan la influencia negativa de aquellos.
Así, desde la emoción por el mundo natural y la necesidad de afrontar retos en el medio rural, surge la idea de Byota, de biota o conjunto de organismos vivos, que refleja con claridad nuestro propósito: alcanzar un medio natural y rural vivo mediante acciones particulares que alcancen un efecto dominó para involucrar a toda la comunidad.
Por último, entendemos que existen tres grandes retos a compartir: económico, social y ambiental. Para afrontarlos, se propone empezar a construir desde la resiliencia como principio de la rentabilidad, la diferenciación para alcanzar la exclusividad, la fortaleza de la cooperación, la exigencia de la transparencia, la visión conjunta de la biodiversidad, y, por último, la elegancia de la consciencia.

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